viernes, 23 de diciembre de 2016

Que siga la fiesta

Aún no hemos llegado a la mitad del camino y ya intuimos que lo que nos queda por delante será un paisaje futbolístico que no dejará de abrir nuevos horizontes para ilusionarnos. En la Liga estamos justo en medio de la clasificación, con más de la mitad de los puntos que necesitamos para salvarnos a falta de tres partidos para terminar la primera vuelta. Esa situación la hubiéramos firmado todos hace unos meses. Ya sé que las primeras semanas lanzamos las campanas al vuelo y nos creímos el Leicester; pero no pasa nada por creerse el Leicester porque  ese milagro aconteció el pasado año a pesar de los escépticos y de los aguafiestas que siempre están echando abajo lo que aparentemente resulta improbable. Ahora mismo estamos más cerca de los puestos europeos que del descenso. Y estoy seguro de que si todo va bien y nos alejamos todavía más de los puestos de abajo jugaremos más sueltos e iremos escalando posiciones en la clasificación hasta llegar adonde decidan el esfuerzo, el talento y el tesón de nuestros jugadores. Todo va bien. Todo está bien. Dentro y fuera del campo. Y esa es la gran noticia ahora para la Unión Deportiva.
También seguimos en la Copa. Soy de los que piensan que este equipo es copero y que es capaz de ganar a cualquiera a doble partido o en esa final que llevamos recreando en nuestro magín más volandero desde 1978. Como aficionado amarillo lo que le pido a 2017 es poder vivir el ambientazo de una final de Copa con la Unión Deportiva Las Palmas. El poeta T.S. Eliot escribía que en los comienzos también estaban los finales. Si desde el principio se busca un estilo y no se va improvisando en función de los resultados, lo más probable es que estemos escribiendo el epílogo sin darnos cuenta, lo que luego termina sucediendo, lo que para unos es una sorpresa y para otros no es más que una consecuencia del trabajo bien hecho.
Me detengo en Quique Setién porque es la clave de este equipo y de este proyecto. Me gusta su fe ciega en lo que cree y sus convicciones futbolísticas, esa máxima de que quien busca la belleza y se esfuerza por alcanzarla la termina encontrando. Parece fácil a veces, pero lo sencillo, ese juego de toque, desmarques y búsquedas de espacio se gesta en los entrenamientos y en las insistencias. También en el fracaso, en esos pases fallidos o en esos partidos que no salen como estaban dibujados en la pizarra. Estos últimos meses nos ha faltado un estilete, un hombre gol y resolutivo o, más que eso, un delantero que fije a los centrales para que los que vienen de fuera encuentren caminos de entrada en el área. Estamos atentos al mercado de invierno. Si llega ese delantero resolutivo e inteligente sí volveremos a ser ese Leicester que todos soñábamos a principios de temporada. Pero todo tiene su camino, en la vida, en el fútbol y en ese tablero en el que Quique Setién sabe que la estrategia también requiere algo de suerte. Jean de La Fontaine escribió hace mucho tiempo que ningún camino de flores conduce a la gloria. Habrá decepciones y malas tardes, pero creo que todos estamos de acuerdo a la hora de valorar con un notable alto lo que ha hecho hasta el momento la Unión Deportiva Las Palmas. Podemos seguir soñando. Y  tener esa puerta abierta, después de muchos años vislumbrando negruras en el horizonte, ya es para estar más que contentos. Cierro con Galdós: valor y arte para seguir navegando. Que nuestros jugadores nos acerquen en 2017 a esos puertos que hace apenas dos años nos parecían inalcanzables.

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